martes, 16 de agosto de 2011

Pitin-go

Alec Baldwin Álvarez Vélez (Ayamonte, Huelva, 1981), conocido artísticamente como Pitingo, es un cantaor de flamenco español y un jetas incorregible.

Ojo a la curvatura del flequillo

Hijo de Sandalio Álvarez, un marinero pesquero que robaba walkmans en recreativos cuando estaba en tierra, y de Gipsy Mary, ladrona de guante blanco amiga de todo lo que no llevaba alarma, Alec Baldwin Álvarez “Pitingo” es el fruto de un década de follaturi en mercadillos. Aquel 18 de agosto de 1981 nacía Pitingo, algo que todos pagaríamos mucho más tarde.

La elección de su nombre artístico no fue cosa suya. Alec tenía apenas dos meses cuando su tío, escrutando la minga del recién parido, le comentó a su padre sin gracia ninguna: “Vaya un pitingo”. Y luego rió. ‘Pitingo’ estaba listo para hacer peores nuestras vidas mezclando flamenco y soul.

En Huelva, tierra de grandes cantaores y de flamenco, y famosa por su jamón sin melón, Pitingo aprendió el cante en familia. Los Álvarez pertenecían a una saga de gran tradición cantaora, así que el pequeño Pitingo tuvo que hacer un esfuerzo todavía mayor para dejar atrás cualquier rastro de decencia flamenca.

Pitingo, en una terrible decisión, se fue a vivir a Madrid. Mayor Oreja, muy disgustado por la mudanza, declaró entonces: “¿Para qué están las fronteras si no pueden parar a Pitingo?”. El caso es que Pitingo, aún con pelo lacio, trabajó en el aeropuerto de Barajas cargando maletas -robando bastantes-, reuniendo así una colección de cerámicas típica de todos los lados, tabaco y colonias. Al mismo tiempo, atormentaba a los pilotos de Barajas por bulerías y fandangos. Pitingo se ganaba la vida y se la amargaba a unos pocos.

Tras varias manifestaciones en su contra, su tía adoptiva, Salomé Pavón, liberó al pueblo de Barajas del yugo Pitingo y se lo llevó de gira. En Barajas se conmemora aquel día con una quema masiva de bidones de gomina.

¿Obra musical?

En 2005 llegó su trampolín: la sala El Búho Real, conocida en el circuito como la sauna sueca. De la mano Emi-Virgin, editó el disco Búho Sudado, que recopilaba los temas de nueve insufribles cantautores (Ismael Ray Liotta Gordo Serrano, Javier Álvarez, etc.). El disco fue catalogado de “lamentable” y “bochorno público” por la Academia de lo Correcto.

En 2006 grabó su primer disco en solitario (literalmente) “Pitingo con Habichuelas”, mezclando flamenco, soul y muy poco acierto. La crítica estuvo de acuerdo en que de habichuelas no iba mal y tuvo un gran éxito comercial en las gasolineras del Algarve portugués. Ese mismo año, sin dar tregua, colaboraba también en el disco El precio de la fama del rapero Haze Hace Más (HHM), firmando la segunda canción que nadie ha sido capaz de escuchar íntegramente, junto a “Sobreviviré” de Mónica Naranjo.

En septiembre de 2007, pertrechado con dos tanques de aceite para freir churros y porras, estrenó en el Teatro Häagen-Dazs Calderón de Madrid el espectáculo Soulería (soul a ritmo de bulerías). La gente de bien consideró esto la muerte de los espectáculos familiares y el comienzo del insomnio infantil. Häagen-Dazs sacó el sabor naranja amarga en homenaje al regusto que dejaron aquellas actuaciones.

Sin embargo, Pitingo guarbaba su big bang mierda para abril de 2008, cuando dentro del marco de mierda Soulería aparece el mierdón de single "Killing me softly with this song". El título del tema no era una casualidad y varios radio oyentes y visitantes habituales de centros comerciales fallecieron después de agonizar escuchando el acento de Duque de York de Pitingo. Gracias a la gran repercusión alcanzada con este proyecto discográfico, del 8 de octubre al 2 de noviembre del 2008, Pitingo ingresa en prisión bajo la acusación de tío poco simpático.

Pitingo, recluso modelo

Actualmente, desde prisión, se cartea con Jaime Mayor Oreja para hablar del tema de los niños robados y reparte gomina Giorgi entre los reclusos.

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